Iglesia: No habrá paz con una justicia ‘corrupta, politiza, amañada y servil’
La Iglesia Católica asumió como suya el reclamo ciudadano por la mala administración de justicia y advirtió que “no puede ni podrá haber reconciliación ni paz con una justicia corrupta, amañada, politizada, servil y que causa tantas divisiones, tenciones y sufrimientos”.
Monseñor Sergio Gualberti. Foto/tomada de internet.
Durante la homilía dominical, el Arzobispo de Santa Cruz monseñor Sergio Gualberti exhortó a los bolivianos a practicar el sagrado mandamiento que Dios ha dejado en la tierra, al pedir que se amen unos con otros, con especial énfasis a los más débiles.
Indicó que el que teme a Dios, practica la justicia. Llama la atención cómo Jesús relaciona el temor a Dios con la práctica de la justicia. Tenemos y agradamos a Dios cuando creemos en él, cuando acatamos su palabra y cumplimos su voluntad, pero también cuando somos personas rectas, de bien que practican la justicia con todos, con una especial atención a los más abandonados e indefensos.
Sostuvo que practicar la justicia no es solo un acto humano, es también la expresión de la fe en Dios. “Ese es el motivo profundo que impulsa a la Iglesia a hacerse eco del clamor que se eleva en el país, ante la administración de la justicia corrupta, amañada, politizada y servil y que causa tantas divisiones, tenciones y sufrimientos”, dijo en su reflexión.
“No puede ni podrá a haber reconciliación ni paz hasta que no se restablezca una justicia libre, independiente, imparcial y transparente en el respeto de las personas, de su dignidad y sus derechos. Es una tarea que exige valentía y esfuerzos sinceros. Jesús nos ofrece una ayuda con la palabra firme y orientadora del amor que abre a horizontes de esperanza en particular a las víctimas de la injusticia. Lo que yo les mando es que se amen los unos y a los otros, asumamos este mandamiento con alegría y entrega generosa”, expresó.
Dijo que Dios no hace distinción de personas y por ello se debe dar fruto de ese amor, desterrando toda clase de distinción, discriminación y exclusión, porque Dios ama a todos por igual como hijos suyos.
Es urgente, que en las relaciones con los demás, tanto a nivel de personal como social, se llegue a remover del corazón y la vida todo lo que divide: racismo, discriminación, intolerancia, desconfianzas y enfrentamientos; pero sobre todo es necesario trabajar denodadamente para construir puentes de acercamiento, encuentro diálogo y fraternidad sobre la base de la justicia, la libertad y la verdad, indicó monseñor Gualberti.
Fuente: Erbol