Evo cuestiona la subvención y plantea subir tarifas de luz y gas

Según el Presidente, la subvención exagerada es una sangría para el Estado y existe la necesidad de subir un “poquito” tarifas o que beneficie a más pobres.
Foto: ABI.




El presidente del Estado, Evo Morales, cuestionó ayer la subvención que realiza al Estado en algunos servicios, por el costo que representa y plantea subir “un poquito” por ejemplo las tarifas de electricidad y gas natural.

Este año el Gobierno presupuestó 540 millones de dólares para subsidiar los hidrocarburos, alimentos, servicios básicos y los incentivos a la producción de gas y otros combustibles.

“Ustedes saben, hay algunos países que tienen que generar miles de megavatios (MW) para atender su demanda. Además estaba viendo, tenemos la obligación, nosotros hermanos y hermanas, de un poquito subir el costo de energía para regular, porque no todo puede ser subvención y subvención. 

Tienen que entender porque la exagerada subvención sería una sangría económica, hacer daño”, precisó el mandatario, durante la inauguración de la línea de transmisión eléctrica San José-Santivañez, en Cochabamba.

El mandatario señaló que en Argentina con el retorno del modelo neoliberal, en dos años las tarifas de electricidad subieron en 1.490% y el gas domiciliario en 1.297% y el agua en 664%.

“Un jubilado decía que su renta era 9.000 pesos, pero la energía cuesta 12.000 pesos, es decir que su renta ya no le alcanza. Este año nosotros hemos subido 3% la energía eléctrica después de tantos años, tenemos obligación de regular para cuidar la economía nacional. El gas acá tenemos regalado, especialmente el domiciliario, en Sacaba me acuerdo un dirigente del Magisterio dijo que cuando le tocó pagar 8 a 9 bolivianos por el gas, dijo que Evo se pasó, pero antes compraba la garrafa de Gas Licuado de Petróleo en 70 bolivianos”, dijo.
Foto: Página Siete
Según Morales las subvenciones están bien en algunos momentos y sectores o regiones, pero no se puede exagerar, porque si se generaliza esta política, no habrá plata para atender demandas sociales, aumentar salarios o crear nuevas empresas.

Que haya subvención para el pueblo, regulado especialmente para gente pobre que necesita, no todo puede ser subvención, pero cualquier incremento no pude ser encima de tasa de inflación, o por encima del incremento salarial. Además por siete, cinco o cuatro años no subimos, nuestra obligación es cuidar este tema”, remarcó en otro acto de entrega de un sistema de riego en Cochabamba.

El 25 de diciembre de 2010, mediante el Decreto Supremo 748, el Gobierno decidió poner fin a la subvención de los carburantes al incrementar el precio de la gasolina en 57% y el del diésel en 82%, lo que fue calificado entonces como un “gasolinazo”. La medida quedó sin efecto por el anuncio de protestas de diferentes sectores.

El presidente interino de la Confederación Nacional de Juntas Vecinales (Conaljuve), Omar Ribera, advirtió que no permitirán un alza de las tarifas de electricidad, ni del gas domiciliario, porque golpearía a los pobres.

“En 2016 y 2018 subieron las tarifas eléctricas sin piedad, luego hemos sufrido multas sobre gas domiciliario. La gente humilde está en contra, el 80% de la gente vive al día, por lo tanto rechazamos cualquier incremento”, añadió.

El secretario ejecutivo de la Federación de Maestros de La Paz, Leandro Mamani, también rechazó la intención y consideró que el anuncio de alza es porque el Gobierno ya no tiene plata.




Aseguró que una medida así afectará a los más pobres.

El mayor gasto en subsidios va a carburantes
Este año el Tesoro General de la Nación (TGN) programó un gasto de 3.758,6 millones de bolivianos (540 millones de dólares) en subvenciones e incentivos a los hidrocarburos. La mayor erogación se da para mantener congelados los precios de los carburantes.

La proyección está contenida en el Presupuesto General del Estado (PGE) 2018 presentado ayer por el ministro de Economía, Mario Guillén.

En el caso de los hidrocarburos el costo previsto para el subsidio y los incentivos se incrementó hasta 3.330,4 millones de bolivianos, un 16% más que 2017 (observar gráfica).

De este monto, el gasto para mantener congelados los precios de los combustibles representa 1.874,1 millones de bolivianos.

Los recursos destinados para la importación de diésel aumentarán en 5%; para insumos y aditivos de la gasolina en 7%.

Para este año el Gobierno también presupuestó 314 millones de bolivianos destinados a la subvención de alimentos, un 23% más que el año pasado.

Mientras que para los servicios básicos el monto proyectado asciende a 113,9 millones de bolivianos, un 22% más que en 2017. Estos recursos van principalmente a Emapa o la tarifa Dignidad en electricidad.




En mayo de 2015 el Gobierno levantó la subvención a la harina, que consistía en entregar el insumo a los panificadores a un precio menor al que se vende en el mercado. Desde entonces, el pan de batalla se comercializa en 50 centavos.
Fuente: Página Siete

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