La economía boliviana va en la misma línea que Argentina

Entre Argentina, que pasa por una de sus peores crisis en su historia, y Bolivia, donde el Gobierno promueve el discurso de una economía sólida y en reactivación, hay más similitudes que diferencias, señalan algunos economistas.

Luis Arce y el presidente de Argentina, Alberto Fernández. Foto: Página 12.

El primer país se ha visto obligado a cortar su gasto público, incluyendo distintas subvenciones que por muchos años han sido características de un gobierno populista. Todo esto se realiza con el fin de elevar sus menguadas reservas internacionales y cumplir con las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).



En el segundo, por el contrario, también con un gobierno populista, se aumentó en los últimos años la inversión pública y se ratificó mantener las subvenciones a distintos productos (el más costoso, a los combustibles) mientras las reservas internacionales no se recuperan y la deuda pública aumenta a niveles históricos.

"Yo creo que Argentina y Bolivia van en la misma línea, pero con rezago de tiempo. Mientras allá ya está en una crisis que les obliga a recortar el gasto público, aquí todavía se puede adquirir deudas y se tienen reservas fuera del Banco Central, dólares en las casas de las personas", indicó el economista e investigador social Roberto Laserna.

De forma similar opinó el economista y docente universitario Hugo Marcelo Balderrama: "Ambos son Estados gigantescos con gastos desmedidos intentando sostenerse. Ambos gastan recursos, suben la deuda y la presión fiscal".

En 2018 se conoció, según un estudio del Banco Mundial, que Bolivia estaba entre los países que más impuestos cobra al sector privado en Latinoamérica. Coincidentemente, era superado por Argentina.

Estos indicadores y las regulaciones que se aplican sobre el sector privado y las exportaciones pintan a Bolivia como un país poco amigable con la inversión privada, nacional y extranjera, elemento de suma importancia para el crecimiento económico en otros países del mundo.

Ajuste del cinturón.

Debido a la crisis económica que enfrenta, Argentina se ha visto obligada a aplicar una serie de medidas para reducir su gasto público. En los últimos días incluso se supo que el Gobierno decidió restringir los viajes al exterior de sus funcionarios públicos para ahorrar dólares, siempre y cuando estos eventos puedan ser prescindibles o realizados por plataformas virtuales.

Sus reservas han llegado a cifras negativas, lo mismo que su balanza comercial.

Mientras tanto, en Bolivia, se han registrado superávits en la balanza comercial y las reservas internacionales continúan cayendo, pero a un ritmo bastante lento en los últimos meses.



Sin embargo, el incremento de los ingresos por exportaciones, remesas e inversión extranjera no logra reactivar las reservas, y este 2022 por noveno año consecutivo se espera un déficit fiscal de -8,5 por ciento.

Por otro lado, en la prensa recientemente se publicó que el Gobierno nacional se presta dinero para cubrir con sus gastos.

El Ejecutivo aseguró en reiteradas ocasiones que el nivel de las reservas internacionales es suficiente para cubrir las importaciones por más de tres meses, equivalente al margen internacional recomendado para mantener un buen nivel de reservas.

Asimismo, indicó que la economía boliviana creció a niveles históricos en los últimos años, por lo que la deuda pública, si bien aumentó en términos totales, comparada con el Producto Interno Bruto (PIB) se ha reducido a un porcentaje menor de lo que se registró en periodos anteriores al gobierno del MAS.

"En Bolivia aún no llegó el momento de crisis, pero es inevitable que llegue. En algún momento la situación obligará al Gobierno a bajar el gasto público", dijo el economista Laserna.

Él enfatizó que uno de los factores que más dolores de cabeza causan hoy en día a las autoridades es la subvención a los hidrocarburos, algo difícil de eliminar de buenas a primeras. Pero ésta es una subvención "injusta y poco equitativa", añadió, ya que beneficia sobre todo al sector transportista, pero no necesariamente a los más pobres.

Balderrama apuntó que un país donde la mayoría se beneficia del Estado y la minoría lo aporta (a través de impuestos principalmente) es un modelo poco sostenible a futuro. Eso fue lo que ocurrió con Argentina y podría ocurrir con Bolivia.

La deuda pública va en aumento.

La deuda pública de Bolivia aumenta ante la dificultad del Gobierno por cubrir su gasto con sus ingresos por impuestos y otras fuentes.

La deuda pública externa en 2021 llegó a 12.698 millones dólares y la deuda interna a aproximadamente 13.800 millones. Juntas suman cerca del 65 por ciento del PIB del país.

Fuente: Los Tiempos

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