S&P rebaja calificación del país a B y cita al estancamiento político como riesgo

El experto Jaime Dunn indica que la calificadora hace notar en su informe la necesidad de financiamiento, especialmente externo, para fortalecer las Reservas Internacionales Netas y mantener el tipo de cambio.

Ministerio de economía y Oficinas del Banco Central de Bolivia, en La Paz. Fotos: Internet, Reuters.

La firma calificadora Standard and Poor’s (S&P) rebajó la calificación del país de “B+” a “B” con perspectiva estable, por el “agotamiento de los amortiguadores fiscales y externos” y “la profundización del estancamiento político”, a raíz del paro cívico de 36 días en Santa Cruz. Un analista opina que este ajuste en la calificación muestra las dificultades del Gobierno para generar consensos.



“La rebaja sigue a las crecientes vulnerabilidades de los déficit fiscales persistentes y considerables que han empujado la deuda pública neta por encima del 60% del PIB y empeorado el perfil externo del país. Las reservas internacionales han disminuido constantemente en los últimos dos años a pesar de los valores récord de las exportaciones en medio del reciente auge de las materias primas”, señala el reporte de la calificadora.

S&P agrega que los desafíos políticos han empeorado con el aumento de las tensiones regionales y las divisiones dentro de la coalición gobernante, citando directamente al paro cívico de 36 días en Santa Cruz y la crisis política en el interior del partido gobernante.

“El paro en Santa Cruz se detuvo después de un mes, después de que el Gobierno aprobara una ley para un nuevo censo en 2024. Sin embargo, la coalición gubernamental estaba dividida sobre la nueva ley, destacando los desacuerdos políticos internos que afectan negativamente la formulación de políticas (...). Estas complejas dinámicas políticas, que reflejan la necesidad de equilibrar los intereses de los miembros de la alianza (grupos indígenas, sindicatos y cooperativas), podrían reducir la probabilidad de políticas fiscales correctivas oportunas y de otro tipo”, agrega la fundamentación del reporte.

El analista financiero Jaime Dunn señala que, si bien S&P reconoce la intención del Gobierno de hacer ajustes fiscales para reducir el déficit fiscal, la calificadora advierte que, si la situación política continúa deteriorándose, el Gobierno no podrá imponer los cambios necesarios con facilidad.

“Cuando un país debe reducir el gasto, el consumo y la inversión pública, todos eso tiene consecuencias sociales, porque esos tres factores, fundamentales del modelo. Eso significa que el Gobierno tiene que tener la capacidad de hacer maniobras políticas importantes, tiene que tener la fuerza para imponer los cambios y lo que percibe la calificadora es que se ha deteriorado la capacidad del Gobierno para corregir esos desequilibrios porque no tiene el perfil político e institucional para poder imponer y consensuar con los diferentes grupos sociales y políticos un ajuste de esa magnitud”, explicó el analista.

Tipo de cambio.

Dunn agrega que la calificadora hace notar en su informe la necesidad de financiamiento, especialmente externo, que tiene el país, sobre todo para fortalecer las Reservas Internacionales, las cuales cayeron por debajo de los 4.000 millones de dólares y además señala que es muy importante mantener el tipo de cambio fijo.

“Para la calificadora, es muy importante que se logre realizar la emisión de bonos que se plantea en el Presupuesto General del Estado 2023, ya que esto es fundamental para aumentar las reservas y también hacen notar que el Gobierno tiene que mantener el tipo de cambio fijo, porque la calificadora se da cuenta de que este es el elemento de estabilidad más importante que tiene el país”, indicó el experto.

Dunn agregó que la calificadora señala que un movimiento adverso en el tipo de cambio podría aumentar la deuda soberana, el pago de intereses y afectar la liquidez del sector bancario.

Otros factores.

Deuda: S&P hace notar en su reporte que el Gobierno, mediante la recompra de bonos soberanos, ha logrado una reducción en el servicio de la deuda externa: de 500 millones ha bajado a 185 millones, pero aclarando que lo único que se ha hecho ha sido mover las fechas de pago.

Omisiones: Asimismo, S&P demuestra una preocupación peculiar por la cuenta de errores y omisiones que está por encima de los niveles históricos de los últimos años, ya que esa cuenta muestra que hay divisas no declaradas que están saliendo del país y esa cifra está creciendo.

Fuente: Página Siete

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