Juan Pari en el Área 51 se siente totalmente solo

Son las 04.00 en el penal de máxima seguridad de El Abra y el ruido que realizan algunos reclusos en el Pabellón de Aislamiento obliga al resto a despertarse, aunque a lo largo del día haya poco o casi nada que hacer.
Juan Franz Pari - Foto: Gente.




Como dos horas después de levantarse, finalmente el interno Juan Franz Pari se levanta, recoge sus frazadas que le sirven de colchón y cobija y las dobla hasta que queden a la altura de la almohada, para luego cepillarse los dientes y lavarse la cara.

Pari ha estado recluido desde septiembre de 2017 en el penal de Chonchocoro luego de descubrirse que desfalcó 36,7 millones de bolivianos la Banco Unión. Luego fue trasladado al penal El Abra.
ÁREA 51
La celda se abre a las 07.00. El encargado del Área 51 de Aislamiento acude presuroso a recibir el desayuno que lo entregan los cocineros en la puerta. Se trata de un balde de té y un pan por cada interno.

Pari espera su turno en la cola para recibir su ración y se retirar a un rincón, a desayunar, a veces en grupo y a veces solo.

En la mañana, cuando le toca el turno, asea el único baño que hay para 20 o 25 internos de su área de aislamiento. Mientras, sus compañeros barren y trapean el pabellón donde duermen y limpian el reducido patio.

Cuando hace frío se solea en el patio, cuando hace calor se sienta o se acuesta a descansar a la sombra de su madriguera.

A las 12.00 se repite el procedimiento. El encargado acude a la puerta a recibir el almuerzo y lo reparte entre los privados de libertad, quienes se encargan de lavar su plato y cuchara para luego echarse a descansar.

Cuando no es día de visitas, entre las 14.00  y las 17.00 los internos salen al patio a bañarse y a lavar la escasa ropa que tienen, por lo general una sola muda o a lo sumo dos.

En el área de aislamiento no hay talleres, ni siquiera espacio para hacer algún ejercicio físico. Los internos ocupan su tiempo en dormir, caminar, ver TV, fumar un cigarrillo o drogarse. Y si tienen suerte, pueden leer algún periódico o libro que las visitan logran ingresar al penal.

Llega las 19.00 y el encargado del pabellón sirve la cena. Tras la comida se entablan tertulias  en la que los internos cuentan los motivos por los que fueron detenidos, sus experiencias, anécdotas, ven TV, leen un poco o se duermen. Muchos no logran conciliar el sueño por la incomodidad, ya que duermen sobre el piso, sobre cartones o algunas frazadas. 

Así transcurren los días de encierro y confinamiento de Juan Pari, días y noches largos que parecen no terminar jamás. 

DE VISITA.




Después de cumplir con los protocolos de ingreso al penal de El Abra, abriéndose paso entre una columna de unos 20 privados de libertad, un interno me guía hasta el Área de aislamiento donde están aquellos reos considerados de alta peligrosidad, internos conflictivos (castigados por alguna indisciplina grave) o aquellos que son nuevos que deben atravesar por un proceso de adaptación para recién pasar al régimen abierto.

A diferencia de otros internos, los del Área de aislamiento, sólo reciben visitas una vez a la semana y a penas por una hora.

Pari se me acerca a paso apresurado y mirando con sus ojos bien abiertos, como tratando de reconocer quién es el que lo requiere. Con unas chinelas, un buzo negro y una polera ploma, con la cabeza rapada y la nariz visiblemente torcida debido a una fractura por la brutal golpiza recibida en Chonchocom, pronuncia sus primeras palabras...¿Disculpe, lo conozco? El 22 de octubre, tras haber sido brutalmente golpeado y torturado en el penal de Chonchocoro de La Paz, fue trasladado al penal de El Abra de Cochabamba.

“Estoy bien, estoy bien, a pesar de las restricciones que hay en la cárcel, como me ves, estoy bien. Claro, no hay que olvidar que esta es una cárcel y aunque sea de oro, una cárcel es una cárcel”, dice Pari en un tono irónico.

En medio del patio del régimen cerrado y bajo la mirada vigilante de otros 24 internos confinados en ese pequeño espacio de unos 5 metros por 20, y enmallado cual si fuera una pequeña cárcel dentro el principal penal, continúa la interlocución.

“No quiero declarar, podría usarse en mi contra y no quiero tener problemas aquí con nadie, menos con la Gobernación o Régimen Penitenciario. Estoy tratando de portarme bien para salir del área de confinamiento al régimen abierto…, podría ser de aquí a un mes, después de Navidad, si es que Régimen Penitenciario lo permite”, señala Pari tratando de deshacerse de la presencia de su visita y cortando la charla informal que se sostenía.

Al mismo, tiempo trata de ser amable haciendo algunas palmadas en el hombro de su visita y sonríe,

¿No puedes recibir visitas?, pregunto.
-No es eso, solo que no recibo visitas nunca...

¿Nadie te visita?
-Nadie…

¿Tus familiares, tu esposa, tus amigos, nadie?
-En Chonchocoro tampoco me visitaban, replica Pari haciendo una mueca como de pena o resignación.

Juan Franz Pari asegura que en el penal de El Abra, cumple como todos sus obligaciones, acata las órdenes, se somete a las restricciones y reglas del recinto carcelario. Es difícil ponerse en su posición actual, considerando que en un momento tuvo todo lo que hubiera querido en cuanto a lujos, pero ahora ya no.

Le agradezco y me retiro del penal con sabor a poco, pero con la esperanza de tener una nueva oportunidad de escudriñar la vida actual, los sentimientos y pensamientos de este singular personaje que hizo temblar al Banco Unión y al sistema financiero.
Juan Pari disfrutando de una vida de lujos.

DESFALCO
Por ahora, Juan Pari  se encuentra en etapa de aislamiento con el objeto de adecuarse a las normas y procedimientos del sistema penitenciario vigente en el penal de El ABra. En las próximas semanas las autoridades decidirán el momento que el sindicado pasará al sector de convivencia común de reclusos.

Sin embargo, no existe un plazo establecido por ley para el aislamiento, por tanto, se aplica de acuerdo con la conducta, el comportamiento y  los informes tanto psicológicos como sociales, declaró la pasada semana el comandante departamental de la Policía,  Vladimir Pol. Agregó que por el momento los internos de ese centro penitenciario no rechazaron su presencia y el privado de libertad lleva una vida pacífica.

Juan Franz Pari fue acusado de haber desfalcado 37,6 millones de bolivianos al Banco Unión, en sólo 11 meses, entre 2016 y 2017, cuando ejercía el cargo de Jefe de operaciones de la sucursal de Batallas del Banco Unión, en la ciudad de La Paz.

Estaba encargado del llenado de los cajeros automáticos y de controlar los depósitos, retiros, egresos e ingresos de dineros del banco.

Pari hacía ostentación de una vida de lujos, de  dinero y posesiones: autos de lujo, casas, viajes y gastos en fiestas que lo pusieron en evidencia. Sus propios compañeros de trabajo evidenciaron que su patrimonio se había multiplicado en dimensiones astronómicas y nadie se explicaba cómo, hasta que denunciaron la irregular riqueza del Jefe de operaciones a los policías que vigilaban el banco en primera instancia y luego a la Felcc y el DACI. Se incautó a Pari 16 vehículos de lujo, inmuebles, empresas, una discoteca y un estudio de TV. 

Con Pari cayeron 24 personas de su entorno familiar y 10 del entorno laboral. De los 37.6 millones desfalcados, el Estado habría recuperado 20 millones principalmente en bienes.




Con el caso Pari, se desnudó las grandes falencias de seguridad del sistema financiero nacional que en la actualidad las entidades bancarias aún tratan de corregir con inversiones millonarias.
Fuente: Gente

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