Fernando, el sordomudo que conduce un taxitrufi

La jordana de Fernando Ávila comienza todos los días a las cinco de la mañana. Debe despertar temprano porque a las seis sale a trabajar a bordo de su taxitrufi
La rutina de este hombre de 51 años llama la atención porque es un ejemplo de sacrificio, voluntad y ganas de salir adelante porque, a pesar de ser sordomudo, trabaja como conductor hace 22 años.




Sentado tras el volante, vestido con un pantalón oscuro y chompa negra, Fernando empieza a mover las manos y en lenguaje de señas cuenta que nació en un hogar humilde que lo compartió con cinco hermanos, dos de ellos sordomudos.

“No hemos sido preocupación para mis padres, ellos se sentían felices de tener tres hijos sordos y tres hijos oyentes”, cuenta con una gran sonrisa en el rostro.

Con el paso del tiempo, la situación precaria en la que vivía la familia Ávila fue mejorando y él y sus dos hermanos con discapacidad se pusieron a estudiar en un instituto de audiología y luego se fueron a una escuela en el municipio de Vinto, donde él se profesionalizó como profesor, pero el dinero que ganaba no le alcanzaba para vivir y tuvo que buscar otro trabajo.

TAXITRUFI
Pese a sus ganas y deseo de superarse, encontrar otro trabajo no fue nada fácil para Fernando, pero él no perdió las esperanzas y fue gracias a su hermana que se inició en el rubro del volante. “Mi hermana tenía su trufi, me decía: Proba. Yo lo intenté y me gustó”, relata.

Fernando, para iniciar su travesía como chofer, se prestó el minibús de su mamá e instaló un timbre en el techo del vehículo, además  de un foco para que los pasajeros lo toquen al momento de bajar y él pueda detener el motorizado. Asimismo, puso un par de letreros en el minibús en los que se podía leer: “Toque el timbre para bajar. Yo no escucho”.

Ya con el vehículo listo para recorrer las calles de Cochabamba, Fernando logró afiliarse a la línea 134 y se puso a trabajar.

Es conocido entre sus amigos y compañeros como “Nando” o “Nano” y algunos pasajeros ya lo conocen y saben que tienen que tocar el timbre. “La gente que por primera vez sube a su taxitrufi y no ve el letrero comienza a pedirle que pare, pero otras personas les dicen que vean su letrero y se disculpan”, relata Fernando entre risas.

Cuenta que la relación que tiene con sus compañeros de trabajo es muy buena e inclusive les enseñó algunas señas para que puedan comunicarse con él.

Hace dos meses, la desgracia llegó al hogar de Fernando y su madre murió. Tras el fallecimiento de su progenitora el chofer heredó el vehículo.
PASAJEROS.




“Lo que hace para salir adelante a pesar de su discapacidad, es algo verdaderamente valorable”, fueron las palabras de Gloria Morales, una pasajera que subió al taxitrufi de Fernando.

“La primera vez que me subí, no me percaté de los letreros y yo decía parada, parada y nada que se detenía el coche hasta que renegué. De repente, subí la cabeza y vi el letrero que decía que toque el timbre”, contó la pasajera, quien posteriormente pidió disculpas.

Rosa Huanca, una fiel pasajera de la línea 134, describió a Fernando como una persona muy respetuosa, amigable y sobre todo luchadora. “Siempre nos recibe con una sonrisa cuando subimos a su auto”.

“Es un verdadero ejemplo, todos lo queremos en la línea, es muy apreciado hasta por los pasajeros”, dijo Raúl Orozco, su compañero de trabajo.

Un grave problema
Pese a trabajar ya 20 años como chofer de trasporte público y nunca haber tenido accidentes, el problema de Fernando Ávila es su licencia de conducir. “Me dieron licencia particular pero hasta ahora no quieren darme licencia categoría A, es una pelea que tenemos y esperamos que algún momento nos puedan dar una solución y tratarnos igual”, contó.
Fernando Ávila junto a su vehículo.
Dato
Fernando aún no se casó y su hermano, que también es sordomudo, trabaja como chofer
Fuente: Gente

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